viernes, diciembre 15, 2006

*Camino por la vida… tu ausencia me envuelve*

Camino por la vida… tu ausencia me envuelve.
Cada paso mío te busca… aun cuando lejos de ti… y del mismo polvo emerge siempre tu recuerdo. Memorias que saben a distancia y me envuelven en el dolor… porque te recuerdo a donde miro… en el alba que exhala lo eterno y me lastima con el presente… en los planetas… los laberintos… las noticias… los parajes que el viento temporal va lamiendo como mi lengua busca tu cuerpo… los pasos del tiempo entre el sueño y los sueños… y el color ensangrentado del ocaso… las nubes que fingen olimpos y literaturas… mi triste despertar con ese sabor a vacío… a algo que se nos pierde…
En mi rutina diaria voy caminando… siempre pensándote… te voy llorando… te necesito.
Escribo para no llorarte… y los juegos de palabras terminan siempre en tu nombre…
Volteo… y me encuentro de frente con un mapa… y me quema el ardor de los kilómetros que me separan de tus besos. Busco refugiarme dirigiendo mis ojos en otra dirección… y se detienen en un reloj colgado de la pared… y me hieren los minutos de esta soledad que me aprisiona si no estas aquí… y del lento empuje del tiempo que no sólo deja sus huellas en fotografías mentales… sino en recuerdos bellos que aun así de gratos taladran el alma por no tenerte…
Salgo a deambular… escapando de la melancolía… y me entristecen las sombras de los cuerpos que caminan en las noches de luna llena… los arrabales de calles nocturnas con gentes noctámbulas, quizás vacías como mi alma sin ti, cada uno de ellos, y sin saberlo, me escupe con nostalgia…
Quiero esconderme en algún CD… en canciones que me sanen del hueco que tu ausencia deja… pero la textura de la música lanza tu rostro a mi memoria… baladas y boleros… blues y trova… rancheras y rock… todo genero te dibuja en mi mente… en cada canción descubro tu recuerdo.
Enciendo el vehiculo y huyo… tomo la carretera y subo a las montañas… pero las rocas me gesticulan tu sonrisa… el viento me susurra tu nombre… el silencio grita mi soledad… y los árboles en la raya del horizonte, que se sueñan quimeras, me lastiman con el recuerdo de tu distancia…
El frío que cala hasta los huesos me recuerda qué tan adentro estas en mi vida… y cómo no existe abrigo que me sane de tu ausencia… que me haga no llorar por tu lejanía...
Busco el refugio de la lumbre… el ardor de las brasas… ese fuego que, secretamente y mudo, encierra en el carbón las huellas de la pasión con que te busco… y aun la ceniza hospeda historias que acrecientan mis recuerdos de pasados y de esperanzas… y crean grietas en mi realidad… hoy siniestra y dolorosa: mis labios no te besan… mis manos no te recorren… mis brazos no te envuelven… mi cuerpo no te siente.
Manejo hasta el mar y veo sus abismos… donde viven fantasías que nadie se atreve a sacar a la luz… como los pensamientos con que te rodeo a la distancia… desde las letras o palabras que nadie más que tú leerá… Pienso en ese mar arrogante que devora a los hombres… y te entiendo como agua que atrapó mi vida… que la sumergió para esconderla y alejarla de todo lo demás… Veo que el agua me rodea… como me rodea tu ausencia… y lloro, recordando lo lejos que vives de mi.
Viajo por territorios locales en busca de distracción… y veo el volcán que habita en mi región… que alimenta de energía… como se alimentan mis sueños terrenales e imposibles de ser aire que llegue a tu aliento…
Veo hombres que no entienden la inmoralidad de la naturaleza… que ensucian lo que el amor suele limpiar… y que apedrean lo que no entienden… que critican lo que en secreto admiran… veo hombres que juegan a crear leyes y a infringirlas… a jurar amor y mancharlo con mentiras… y no entiendo como amando pueden engañar… y prometiendo pueden mentir…
Veo al sol… sus rayos poderosos gritan tan fuerte que ciegan… como me cegó tu sonrisa… como me deslumbró tu voz…
No puedo con tu ausencia…
Camino por la vida… tu ausencia me envuelve.

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