¿Remordimientos? Los he tenido…
Como el que ataca junto al recuerdo agresivo de no haberle cumplido mi palabra a quien hoy ya no esta aquí…
O como aquella vez que por alguna estupidez de adolescencia cometí el único robo de mi vida… y fue a la casa de mi mejor amigo… que hasta el día de hoy lo ignora… y hasta el día de hoy yo no encuentro como confesárselo…
También me golpea cuando pienso en aquel día a mis doce años cuando probé por primera vez la marihuana, abriendo la puerta para lo que fueron seis años de probar todo tipo de sustancias que solo deterioraron mi salud…
Me duele también el hecho de haber sembrado pensamientos de violencia en muchos amigos para quienes en algún tiempo fui modelo a seguir… así como verlos hoy en alguna prisión… o viviendo vidas tristes… y lejos de la influencia de mis consejos…
Me apena la sandez de haber renunciado a mis estudios y a graduarme de la preparatoria (High School) a tan solo dos meses del evento, solo por aparentar hombría ante quienes después de unos meses ya no eran más amigos míos…
Me lastima haber tomado una arma y jurarme vengador de aquella mujer a quien quise lavar el honor… quedando yo sucio… sin honor… y atrapado en un mundo con olor a pólvora…
Me avergüenza haberme sentado a amistar con los peores envenenadores… y planear con ellos como juntar el suficiente dinero para anestesiar la consciencia…
Mi vida la he construido sobre desentonos… ¡pendejadas terribles! con el perdón de quien me lea…
Pero entre ese cúmulo de errores… hay uno que me persigue día y noche… y que es quizás el recuerdo más hiriente… el remordimiento más cruel… y que me descubro jugando al “si tan solo yo hubiera…” sabiendo de antemano que eso no cambia lo que pasó…
Le pedí a esa chica hermosa y entera que se alejara de mi vida… sabiendo dentro de mí que eso no era posible… pues mi vida era ella…
Y me remuerde haberme tragado en silencio el dolor de ver sus ojos bañados en lágrimas… y el desatender, como si no me lastimase, su petición insistente de que no nos separáramos…
Ella bajó de aquel taxi… quizás la frase más repetida en mis pensares… en mis canciones… y hasta en mis discursos… pero la más dolorosa… pues sigo aquí… maldiciendo ese minuto… donde sé que debí haberme bajado y correr tras ella.
O quizás bajó mi alma… y fue tras ella… y vive ahí… junto a su alma… y por eso vivo así… atorado en ese momento… y sufriendo ese vacío terrible desde aquel día… cuando debí haber bajado… cuando debí haber corrido tras ella… cuando debí haberla besado… cuando debí haberlo hecho… cuando debí… ¡maldito remordimiento que me tortura! Pero tiene razón en hacerlo… sé muy bien que la tiene…
Como el que ataca junto al recuerdo agresivo de no haberle cumplido mi palabra a quien hoy ya no esta aquí…
O como aquella vez que por alguna estupidez de adolescencia cometí el único robo de mi vida… y fue a la casa de mi mejor amigo… que hasta el día de hoy lo ignora… y hasta el día de hoy yo no encuentro como confesárselo…
También me golpea cuando pienso en aquel día a mis doce años cuando probé por primera vez la marihuana, abriendo la puerta para lo que fueron seis años de probar todo tipo de sustancias que solo deterioraron mi salud…
Me duele también el hecho de haber sembrado pensamientos de violencia en muchos amigos para quienes en algún tiempo fui modelo a seguir… así como verlos hoy en alguna prisión… o viviendo vidas tristes… y lejos de la influencia de mis consejos…
Me apena la sandez de haber renunciado a mis estudios y a graduarme de la preparatoria (High School) a tan solo dos meses del evento, solo por aparentar hombría ante quienes después de unos meses ya no eran más amigos míos…
Me lastima haber tomado una arma y jurarme vengador de aquella mujer a quien quise lavar el honor… quedando yo sucio… sin honor… y atrapado en un mundo con olor a pólvora…
Me avergüenza haberme sentado a amistar con los peores envenenadores… y planear con ellos como juntar el suficiente dinero para anestesiar la consciencia…
Mi vida la he construido sobre desentonos… ¡pendejadas terribles! con el perdón de quien me lea…
Pero entre ese cúmulo de errores… hay uno que me persigue día y noche… y que es quizás el recuerdo más hiriente… el remordimiento más cruel… y que me descubro jugando al “si tan solo yo hubiera…” sabiendo de antemano que eso no cambia lo que pasó…
Le pedí a esa chica hermosa y entera que se alejara de mi vida… sabiendo dentro de mí que eso no era posible… pues mi vida era ella…
Y me remuerde haberme tragado en silencio el dolor de ver sus ojos bañados en lágrimas… y el desatender, como si no me lastimase, su petición insistente de que no nos separáramos…
Ella bajó de aquel taxi… quizás la frase más repetida en mis pensares… en mis canciones… y hasta en mis discursos… pero la más dolorosa… pues sigo aquí… maldiciendo ese minuto… donde sé que debí haberme bajado y correr tras ella.
O quizás bajó mi alma… y fue tras ella… y vive ahí… junto a su alma… y por eso vivo así… atorado en ese momento… y sufriendo ese vacío terrible desde aquel día… cuando debí haber bajado… cuando debí haber corrido tras ella… cuando debí haberla besado… cuando debí haberlo hecho… cuando debí… ¡maldito remordimiento que me tortura! Pero tiene razón en hacerlo… sé muy bien que la tiene…
1 comentario:
Quién no tenga remordimientos que tire la primera piedra.
Un gran abrazo.
p.d. gracias por la fortaleza que inyectas en mí, la trascendencia de tus palabras me acompañan en ese duro camino. Tu letras, son oro puro. ¡gracias!
Monique.
Publicar un comentario